En 1931 el presidente de México, Pascual Ortíz Rubio, intituyó el 14 de septiembre como el Día del Charro. Desde ese tiempo cada año toda la familia charra hace festejos ese que es un gran día para ellos, algunos organizan torneos, comidas, bailes, desfiles en pocas palabras se hace la fiesta grande en todo el país.
Esta fecha tiene un especial significado, este día la charrería se engalana y luce todo su esplendor tradicional. Es ocasión de júbilo para todas la agrupaciones de la República y por tanto no dejan que esta fecha pase inadvertida.
Desgraciadamente a partir del año de 1939 y posteriores, la celebración del Día del Charro tendió a desaparecer, sólo los jinetes de la provincia seguían cultivando la tradición, pero en la capital pasaba inadvertido, no se hacía ningún festejo, inclusive en muchos casos ni se acordaban los charros de que fuera su día.
En nuestros días, ha renacido esta tradición y tal parece que llegó para quedarse. En algunas ocasiones el presidente de la República, vestido de charro, hace que se reconozca la charrería como la máxima expresión de la mexicanidad. Por otra parte la presencia del Presidente de la República da solemnidad al acto y demuestra que vestirse de charro no es una modalidad de fantasía, sino la indumentaria del patriota.
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